La inspección y mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas de gran envergadura como las presas o los embalses ha implicado históricamente la inversión de gran cantidad de recursos tanto humanos como de carácter económico debido a sus vastas extensiones de superficie sumergida.

En este sentido, es fácil imaginar que los ROV Submarinos han cambiado paradigma del sector. Y lo han hecho no solo a nivel de tratamiento, medición y monitorización de los parámetros del agua, sino también en todo lo referido al mantenimiento de los activos hídricos de presas y embalses. Las reducidas dimensiones de los ROV, unido a la pericia de los operadores profesionales posibilitan realizar comprobaciones e inspecciones cada vez más rápidas, seguras pero también frecuentes, debido al gran ahorro que supone el empleo de esta tecnología. La existencia de grietas en los cimientos, el estado de las soldaduras, la eliminación de cuerpos sumergidos no deseados o la inspección de lugares inaccesibles para los buzos como el interior de las tuberías jamás había sido tan fácil.

La inspección del casco de un buque es una de las actividades más esenciales –sino la que más- dentro de conjunto de acciones de mantenimiento de la industria naviera. La supervisión exhaustiva de las áreas sumergidas del casco se realiza no solo en caso de incidente, sino también para llevar a cabo acciones de mantenimiento preventivo, revisión de incrustaciones, mejora de la eficiencia energética, etc. Tradicionalmente, a la hora realizar este tipo de inspecciones, lo habitual era emplear equipos de buceo especializado ataviados cámaras y otros instrumentos, lo que requería un mayor tiempo de planificación, papeleo y, en muchos casos incluso el apagado de los sistemas de propulsión del buque para garantizar la seguridad de los operarios, con el consiguiente perjuicio económico.

Por si esto fuera poco, en infinidad de ocasiones, las condiciones meteorológicas también juegan un papel fundamental al impedir las inmersiones de los buzos por cuestiones de seguridad, incidiendo en costes y plazos al tiempo que aportan una dosis de incertidumbre al proceso. Hoy en día los ROV o Drones Submarinos permiten llevar a cabo inspecciones mucho más seguras y eficientes así como la posibilidad de realizar estudios en remoto desde cualquier lugar del mundo y en tiempo real. Un hecho que, sin duda, ha cambiado para siempre la industria del mantenimiento naval.

No es ningún secreto que el día a día de un buzo profesional entraña infinidad de amenazas. En este sentido y, al tratarse de vehículos no tripulados, los ROV suponen una alternativa segura a la hora de evaluar potenciales situaciones de peligro antes de exponer a los buzos.

Los ROV Submarinos pueden desplegarse en cuestión de minutos en caso de operaciones de rescate,  así como realizar exploraciones previas en áreas de difícil acceso para las personas como tuberías, tanques u otras superficies subacuáticas. Llevar a cabo un examen detallado antes de la inmersión permite a los buzos comprender mejor el entorno al que se enfrentan, inspeccionar áreas críticas, determinar las rutas de acceso y salida más seguras o planificar incluso alternativas para casos de emergencia.

Pero además de ofrecer una perspectiva más segura, el examen previo mediante el uso de un ROV Subacuático dota a los buzos de mayor eficacia al focalizar estos sus esfuerzos únicamente en las actividades esenciales de la misión. No es por tanto de extrañar, que, desde su irrupción, el ROV Submarino se haya convertido en el aliado perfecto para el buzo profesional tanto en cuestiones de seguridad como de eficiencia.

En las operaciones de rescate, cada segundo es valioso. Por este motivo, la figura del ROV Submarino se ha convertido en fundamental. Un ROV puede desplegarse en cuestión de segundos ante una situación de máxima emergencia, operar en zonas de difícil acceso durante periodos de tiempo prolongados o hacerlo en condiciones extremas sin riesgo de comprometer vidas humanas. El uso de los ROV permite a los buzos disfrutar de más tiempo en la superficie para realizar una planificación minuciosa de la operativa de rescate, así como anticipar las condiciones a las que se tendrán que enfrentar una vez se lleve a cabo la inmersión.

Además, al poder prever gran parte de los factores que influirán en la misión, la velocidad de la misma se verá incrementada y los recursos optimizados. No es de extrañar por tanto que fuerzas armadas, equipos de rescate submarino y todo tipo de organizaciones e instituciones relacionadas con el salvamento marítimo hagan uso de este tipo de tecnología a lo largo y ancho del planeta. Y es que el ROV se ha convertido herramienta fundamental a la hora de preservar la seguridad de quienes ponen su vida en riesgo para salvar la de otros.

Los ROV Submarinos permiten ejecutar todo tipo de labores de inspección, mantenimiento e intervención no solo en Centrales Termoeléctricas, sino además en todo tipo de centrales energéticas que requieran para sus procesos el uso de infraestructuras sumergidas, como hidroeléctricas, eólicas, solares, petrolíferas o nucleares. Su empleo ayuda a minimizar los niveles de riesgo laboral del personal –al evitar total o parcialmente la intervención de equipos de buceo-, al tiempo que reduce en gran medida los costes de mantenimiento, desplazamientos innecesarios, etc.

Pero dejando a un lado esto, el aspecto más revolucionario de este tipo de tecnología reside en que ha dotado a la industria de una capacidad de respuesta inmediata a la hora de resolver eventuales incidencias dentro de sus instalaciones subacuáticas, como por ejemplo las zonas de toma de agua de refrigeración de las centrales térmicas.

Del total de la superficie de nuestro plantea un 70% es agua y de esta, nada menos que un 97% está compuesta por océanos. Ante semejantes datos, resulta evidente que la investigación submarina es clave para el desarrollo de nuestra sociedad. En este sentido, el ROV ha permitido ampliar el rango de acción a científicos de todas las especialidades. Pasando en cuestión de un puñado de años de abarcar zonas meramente costeras a emplazamientos jamás estudiados, como es el caso los márgenes continentales, los montes y cañones submarinos, o los fiordos y arrecifes ubicados a gran profundidad.

Responsables del descubrimiento constante de nuevas especies, las contribuciones de los ROV no se limitan únicamente al estudio de la fauna y la biología marina. No en vano, se han convertido también en los grandes protagonistas a la hora de realizar investigaciones geológicas, arqueológicas, así como en aquellas destinadas a la recuperación de patrimonio histórico sumergido o la medición del impacto medioambiental. Su capacidad para cartografiar el lecho marino, realizar exploraciones sísmicas, buscar minerales e incluso yacimientos sumergidos de gas o petróleo atestiguan el gran salto de calidad que el ROV ha aportado a la comunidad científica.

Las labores de inspección y mantenimiento en el interior de estructuras destinadas al almacenamiento del agua -como es el caso de los depósitos de agua potable o los tanques de extinción de incendios- también se encuentran dentro del ámbito de aplicaciones actuales de los ROV. Gracias a su reducido tamaño y su alta maniobrabilidad, un ROV puede no solo acceder, sino también desenvolverse con facilidad y mantenerse durante periodos prolongados en zonas angostas que dificultan el trabajo a los buzos.

Entre sus labores destacan la inspección a nivel grietas, condiciones de revestimiento, oxidaciones en los pernos de anclaje o la propia comprobación de los niveles de sedimento en el agua. Una vez realizada la inspección, las grabaciones en alta definición ayudan a proyectar eventuales trabajos de reparación por parte de los técnicos competentes, facilitando la planificación de los mismos y evitando, de esta manera, incurrir en gastos adicionales.

Las tareas de mantenimiento forman parte de la rutina diaria de muelles y embarcaderos así como del resto de infraestructuras sumergidas pertenecientes a puertos y marinas. Ya se trate de puertos de carga, astilleros navales o puertos turísticos, el desgaste continuo al que se ven sometidas este tipo de instalaciones producto del tránsito frecuente, unido al deterioro que provocan otros agentes externos como las fuerzas del mar, el salitre o las hostilidades climáticas hacen del mantenimiento una labor clave a la hora de asegurar la correcta actividad tanto marítima como portuaria.

Hasta no hace mucho tiempo, lo habitual era que este tipo de inspecciones rutinarias fuesen llevadas a cabo por equipos de buzos especializados, sin embargo, en los últimos tiempos, los ROV y Drones Submarinos han venido tomando el testigo de estos paulatinamente. Los ROV permiten realizar inspecciones mucho más frecuentes y rápidas. Pero además de ahorrar tiempo y dinero, también evitan el riesgo de accidente humano, siempre presente en este tipo de actividad. Por este motivo, la irrupción de los ROV ha supuesto una revolución en las actividades de mantenimiento de puertos y marinas, convirtiéndose en una herramienta fundamental en la inspección y supervisión de sus activos sumergidos y dotando de un valor añadido tanto a la Autoridad Portuaria como al resto de los agentes que operan en este sector.

Los misterios que entraña el lecho marino han nutrido el imaginario popular desde los orígenes de la humanidad. Los mares y océanos están plagados de yacimientos arqueológicos, buques hundidos y un sinfín de tesoros y amenazas sumergidas que han permanecido ocultas durante siglos. No es de extrañar por tanto que el origen del ROV Submarino este íntimamente ligado a la ambición del ser humano por descifrar dichos enigmas empleando para ello tecnologías cada vez más avanzadas en el ámbito de la exploración submarina. Con este objetivo, la Marina estadounidense testeó el primer vehículo submarino de operación remota ya en la década de los sesenta. Tras solo seis años de experimentación, esta tecnología fue capaz de recuperar la única de las cuatro bombas atómicas que aterrizó en el mar después de accidentarse dos aviones estadounidenses sobre Palomares, en lo que supuso uno de los incidentes más peligrosos de la Guerra Fría.

Desde entonces, y a medida que hemos venido descubriendo más y más sobre las profundidades marinas, también mayor se ha tornado nuestro anhelo por comprender todo aquello que no podemos ver bajo las olas de los océanos. Hoy, en pleno siglo XXI, la tecnología que emplean los Drones Submarinos actuales ha avanzado enormemente desde aquellos vehículos pioneros de los años sesenta. Sin embargo, el afán del ser humano por explorar los confines marinos y su espíritu aventurero permanecen intactos.